"Está acostada, descansa soñándose en el recuerdo de las manos que no llegan a tocarla. La mujer cree conocer el alma de su amante, olvida que la suya no es eterna, como el cuerpo, el alma también muere. La de ella ha muerto, murió antes de que naciera. El cuerpo está mojado, una lágrima resbala por su rostro, los que caminan la ven mirar: no ve a ninguna parte, ella cree que siempre será así, con lágrimas sin entenderlo".
Texto tomado de Memorias del Ojo, de mi amigo Javier Fierro Arroyo, escritor sinaloense.